lunes, 3 de agosto de 2015

Miedos


 El dice, quien ha vivido, que todos somos geniales hasta los siete años; después todo lo cambiamos o vestimos de mediocridad y de rutina. La causa principal es el miedo. En tan breve espacio de tiempo y de vida, pasamos la línea, la frontera de ser “lo más bonito de la casa”, a alimentarnos con bocadillos de miedo entre nocilla y pan bimbo. No son los padres los que inyectan ese miedo en las venas, en nuestras pautas de comportamiento. Todo lo que nos rodea está mediatizado, controlado y regido por el miedo.
Miedo a enamorarnos de la primara chica que conocemos, que nos gusta, que nos hace sentir mariposas en el estómago y que nos obcecamos en cambiar por un avispero. Miedo a que nos roben el primer beso que aún está en el aire y en nuestra cobardía para buscar los labios. Miedo a conocer y tener que volver a casa a mirar la tv, la cena de nuestra madre mientras pensamos el porqué no salió palabra alguna de nuestra boca al estar delante de ella .La perdimos por pusilánimes, por estar ya gordos de tanto miedo como engullimos .
Miedo de estar solos, por eso nos enloquece vivir socializados, de manera gregaria y en manadas; no importa que no soportemos a la mitad o a la totalidad; el miedo a una silla vacía como único elemento decorativo y de compañía nos estremece, nos mata de miedo. Nada cambia en nuestra vida, todo está bien como está, nada nuevo aprendemos tampoco; nos da miedo pedirle al miedo la venia para descubrir nuevas ventanas, otros paisajes, lo imprevisible, la sorpresa diaria. Miedo de tomar caminos con señales ignotas o abstractas. Miedo a tomar un avión, un tren, un taxi, un paseo solos con nuestra sombra o con la luz de los coches.
Miedo a cambiar de ideas trasnochadas, de equipo o de partidos, de confesionarios o de pecados; hasta para pecar somos ridículos y temerosos( y no de dios).Nada de rebelión ante las injusticias; ya hacemos suficiente con oírlas, con saber que existen pero que no son tangenciales con nuestra dolce far niente. Nos quedamos con la sumisión que nos depara comida y estatus social, cheques descuentos en Carrefour o Mercadona .
Tampoco se nos puede acusar de tener miedo, todos tienen miedo y van como Indianas Jones por la vida. Lo malo del miedo es que nos convierte en unos seres cobardes y decadentes, pero con el estómago lleno( dice el instigador)

 miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos (León Felipe)